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Los cocodrilos que habitan en Tárcoles vomitan neumáticos y plásticos por la alta contaminación

Decenas de cocodrilos americanos que residen en Tárcoles (Costa Rica); sobreviven a las inmensas cantidades de llantas y plásticos que llegan por arroyo desde hace décadas. Sin embargo, al ser uno de los ríos más contaminados de Costa Rica, esta población vulnerable no se ve afectada.

Iván Sandoval, biólogo de la Universidad Nacional de Costa Rica; recalcó que a la AFP «Es una zona supercontaminada, pero esto no ha afectado a las poblaciones de cocodrilos».

Además, agrega el biólogo que; “El río Tárcoles es el río más contaminado de Costa Rica e incluso de los más contaminados de Centroamérica. Tiene gran cantidad de descargas de toda la parte urbana. Se pueden encontrar metales pesados, nitritos, nitratos, gran cantidad de restos de desechos humanos”.

Amenazas

A pesar de que estos animales estén llenos de residuos; y los investigadores señalan que tienen la capacidad de soportar situaciones muy difíciles. y «No han tenido que cambiar nada en millones de años. Por lo que su diseño es perfecto».

Turistas que llegan a Costa Rica para ver animales exóticos son los principales contaminantes del medio ambiente; por lo que un tercio del territorio. Pero según abogados y ambientalistas, que a pesar de tener reglamentos no resuelven los problemas. Por ello, el gobierno debe implementar «una verdadera política pública, que esté enteramente dirigida en la protección de los animales salvajes».

Juan Carlos Buitrago, de 48 años, capitán de lancha y guía, lleva cerca de 30 años guiando a los turistas por la flora y fauna de la cuenca.

¿Cómo comenzó la contaminación?

Según un informe nacional de 2013; mostró que solo el 4% de las aguas residuales del país fueron tratadas antes de su descarga a los ríos. Lo ocurrido en Grande de Tárcoles es un buen ejemplo de las consecuencias de esta carencia. Actualmente, el río es la «cloaca» del área de la ciudad. Según el Instituto de Acueductos y Alcantarillados, recibe del casco urbano el agua cruda equivalente a 100 piscinas olímpicas.

Además, sus aguas también han sido víctimas, desde hace años, de leyes obsoletas que privilegian la disposición de los desechos de la actividad económica; y del sector comercial sobre la salud ambiental del río.

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